Rebeldes, egoístas, reservados, temerarios, empanados, narcisistas... ¿un trabajo con adolescentes? Ufff, qué difícil.
Esto es lo que normalmente escuchamos cuando hablamos de Caminos Orgánicos, un proyecto en el que se trabaja con jóvenes de ESO y Bachillerato.
La adolescencia es una etapa difícil, sí, pero no lo es trabajar con ellos. Vale, están demasiado pendientes del móvil. Y quien no. Perciben la realidad a su manera pero reflexionan y se expresan con madurez. Solo hay que escucharles. Eso sí, mejor a solas que en grupo. La pandilla se impone a cualquier otra cosa, les da fuerza como equipo, pero les anula como individuos.
No pretendo hacer una disertación sobre la adolescencia, ya están los expertos para eso, yo solo puedo hablar desde mi propia experiencia como adolescente, como madre y ahora, desde este proyecto de mediación artística que es Caminos Orgánicos. Y es que ha sido una experiencia positiva cien por cien. Es emocionante recibir un audio de una mamá en el que nos da las gracias porque el proyecto ha ayudado a su hija a superar una pérdida. Es hermoso percibir el poder sanador del arte, en este caso en forma de narración, poesía y fotografía.
Yo no sé si, dentro de unos años, estos jóvenes recordarán su participación en Caminos Orgánicos, ni si han sacado algo valioso de este proyecto. Sé que con nosotros han sido amables, comunicativos, sinceros y tremendamente generosos.