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CAMINOS ORGÁNICOS / CAMINS ORGÀNICS

BENICARLÓ - IES Ramon Cid - IES La Salle

Vivo en una urbanización de Peñíscola que está bastante alejada del pueblo, por lo que voy al instituto en coche. Todas las mañanas me lleva mi madre, solemos salir con algo de prisa, ya que a mi no me gusta nada llegar tarde. Me relaja mucho que me lleve ella ya que hablo con ella durante el camino. Poco a poco voy viendo el amanecer con sus tonos naranjas, mientras escucho música de la radio, nunca tengo problemas para escoger las canciones ya que a mi madre también le gustan las canciones actuales.


Mi camino orgánico transcurre por la entrada y las afueras de Benicarló, durante el camino me llaman la atención bastantes lugares. El primero es una pista de karting abandonada, antes pensaba que era una feria ya que había un tren pequeño que recorría el lugar. De pequeña le preguntaba a mis padres “¿cuando abren la feria?” Pero siempre ha estado abandonada. Lo que más me llama la atención es una bandera de cuadros, típica de karts, que la veo desde la carretera.


Luego nos desviamos hacia un camino, este tiene un aspecto bastante triste, ya que las hierbas que lo rodean están muy crecidas porque no las cuidan. También paso por una fábrica de autocaravanas y una extraña casa blanca abandonada, la cual no sé ni lo que es ni de quién es.


Después paso por el centro comercial, yo apenas lo he visto en uso, ya que cerro cuando yo era muy pequeña. Ahora parece que lo están intentado volver a poner en uso, pero no sé si conseguirán revivirlo. Todo esto era la antigua fábrica de muebles Palau. Donde ahora está el aparcamiento, antes había unas piscinas y pistas de tenis que construyeron la familia Palau para sus trabajadores y sus  familias, pero como trabajaba mucha gente venía casi todo el pueblo.


Al lado del centro comercial tenemos la residencia de los Palau. En ella asesinaron hace mucho tiempo a una monja, esta historia la sabe muchísima gente de Benicarló. La asesinaron seguramente por un robo, y por eso cerraron las piscinas, para siempre. A mí esta historia me la han contado muchas veces de pequeña, siempre me ha llamado la atención ya que me intrigan los temas de asesinatos. Actualmente en la casa vive gente, ya que se ve ropa y por la noche hay luz.


Un centro comercial daría mucha vida a Benicarló, como antes, cuando había muchos locales y restaurantes abiertos. A mí siempre me hubiera gustado vivir en una capital, por eso me gustaría estudiar en Barcelona o Valencia. Benicarló es un pueblo muy grande pero no hay ni tiendas ni actividades para nuestra edad. Aquí todo está muy enfocado a las fiestas y las peñas, pero son para la gente mayor de 16 años, excepto las fallas que son para todo el mundo.


Lorna Martínez


Fotografía: Miriam García Troncho